Estudiantes de ingeniería forestal realizaron gira de hidrología a la Región de Coquimbo
Bajo el lema mirando el desierto con una mirada del Maule, se realizó la décimo quinta versión de esta actividad académica que busca fortalecer los conocimientos de estudiantes de la Universidad de Talca sobre el agua y su gestión en un escenario complejo con más de siete años de sequía. Pero tan importante como los conocimientos es la experiencia de vida de los jóvenes en un viaje largo y agotador de seis intensos días
Visitas a relaves mineros y su incidencia en la contaminación de las aguas en Illapel; recorridos por obras de protección de aguas y suelos que evitan no sólo las consecuencias nefastas de las inundaciones, sino que también el arrastre de sedimentos sobre ciudades y pueblos; conocer embalse La Paloma y el Parque Nacional Fray Jorge, cuyo bosque relicto presenta especies propias del sur del país, fueron sólo algunas de las actividades que desarrollaron estudiantes de Ingeniería Forestal de la Universidad de Talca durante su gira hidrológica a la Región de Coquimbo.
Se trata de una actividad académica que se viene realizando desde hace 15 años con la organización del doctor Roberto Pizarro y que permite fortalecer los conocimientos de los estudiantes sobre el agua y su gestión en un escenario complejo, donde comienza la zona desértica de Chile y donde la sequía se extiende ya por siete largos años.
Allí los jóvenes visitaron también el embalse Puclaro, uno de los más modernos del país y de Sudamérica, y el Centro del Agua para las Zonas Áridas y Semiáridas de América Latina y el Caribe de Unesco en La Serena. Pero también visitaron el Museo Arqueológico de La Serena, el Barrio Inglés de Coquimbo y a los artesanos de combarbalita.
Para Pizarro, la gira hidrológica permite a los estudiantes complementar teoría con práctica y formarse una opinión sobre lo que se hace en una de las regiones del país con mayor carencia de agua y, paradojalmente, con mayor demanda.
LADO B
Aunque es importante desde el punto de vista académico, la gira hidrológica a la Región de Coquimbo también tiene su lado B, ese que tiene que ver con el factor humano, porque estos seis días de trabajo en terreno y miles de kilómetros de recorrido tienen un impacto no menor en el crecimiento personal de los estudiantes
“Tratamos de compatibilizar los temas hidrológicos y forestales, con otros culturales y de recreación, porque nuestra escuela forma ingenieros que deberán tomar decisiones y para ello deben tener clara conciencia de que el mundo no es sólo aquel en el que viven; hay un mundo adicional, formado por otras culturas, otras visiones y otras formas de mantener y rescatar el patrimonio de una zona. Si son conscientes de ello, su actuación profesional será más amplia, más comprensiva y criteriosa”, precisó el doctor Pizarro.
La opinión del destacado académico la corroboran sus alumnos. Camila Rojas sostuvo que la Gira de Hidrología fue enriquecedora desde un plano personal, profesional y laboral. “Se crearon fuertes lazos de amistad, aprendí sobre realidades distintas y desarrollé habilidades sociales. Desde el punto de vista profesional, destaco el avance de la Región de Coquimbo en temáticas relacionadas con la captación de aguas lluvias, recuperación de suelos, estabilización de dunas y fitoestabilización de relaves mineros. Sin embargo, lo más relevante fue la entrega y compromiso de todos los profesionales con su región", aseguró la alumna.
Emma Forst, estudiante francesa de intercambio, planteó que la gira fue una oportunidad para descubrir sobre el sector forestal en el norte del país y loa desafíos de los Ingenieros Forestales para lograr un manejo sustentable de las cuencas en estas zonas áridas y semi-áridas explicó la alumna europea.
Ricardo Martínez cursa cuarto año de Ingeniería Forestal y comparte lo planteado por sus compañeras y también destaca el trabajo de sus futuros colegas de la Región de Coquimbo. “Tienen un profesionalismo y vocación a toda prueba y se sacrifican para instruir a sus comunidades en cómo conservar su medio ambiente”, puntualizó el joven estudiante.
Arduo trabajo que para los jóvenes no es otra cosa que la comprobación empírica de que es posible una educación de calidad, tal como lo exige el movimientos estudiantil. Y calidad no es sinónimo de malos ratos, porque la gira tuvo momentos de gran alegría, que se cerraron con una cena de gala realizada en un hotel de La Serena, en la que los alumnos realizaron una representación teatral de la gira.
“Allí no se salva nadie y el profesor fue el primero en ser imitado”, dijeron varios estudiantes. Para el aludido, el doctor Pizarro, la gira es una travesía dura, pero muy enriquecedora para nuestros futuros ingenieros y aunque el cansancio se siente, va a intentar mantener esta experiencia sobre todo si los alumnos aseguran que les ayuda. “En todo caso lo que ellos digan, no los salva de la próxima prueba” concluyó medio en serio, medio en broma.
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