Entre los efectos que producen los procesos erosivos, está la disminución del nivel del suelo y la producción de sedimentos. Así, una forma de cuantificar la erosión hídrica es medir la variación del nivel del suelo; otra forma, es medir el sedimento arrastrado por la escorrentía. En las fotos 1 a la 5, se muestran clavos de erosión instalados en zanjas de infiltración y ladera, a través de los cuales se mide el nivel del suelo en el tiempo. En las fotos 6 a 8 se muestra la captura de escorrentía proveniente de un simulador de lluvia, mediante lo cual es posible estimar el contenido de sedimentos en el laboratorio (Fotos 9 y 10).
